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miércoles, 16 de noviembre de 2011

MIGUEL ARES RUA Y LAS COSAS QUE PERMANECEN


Ha llegado la mañana.
Veo un sol brillante incrustado en algún lugar del cielo azul y cómo las últimas y casi extintas gotas del rocío se desintegran por entre los laberintos- sin Minotauro ni Teseo- que calcetan las arañas gordas, amarillas y peludas entre las ramas.
Es una mañana diferente a todas las otras mañanas que yo he visto. Cada nueva mañana siempre es diferente a la mañana anterior.
Irremediablemente distinta.

La luz inaugural del día gotea sus diamantes sobre el lomo madrugador de los gatos y endereza un poco la artrosis renqueante de algunos viejos y sabios árboles, que han vivido y visto tanto que ya no necesitan decir nada .
Llueven unos pétalos rojos sobre un caballo. Se abre como una lúbrica ninfa adolescente una flor blanca. Una columna de polen, polvo y todo tipo de vida diminuta arrasa el oxígeno, la luz y el aire sobre los caminos.
Es la vida, joven e intensa, que sabe que, con o sin nosotros, debe y tiene que continuar.
Es la vida, sabia y prudente, que nos ofrece todo tipo de señales para que nos demos cuenta de que solamente tenemos que pararnos un poco y saber mirar adecuadamente a nuestro alrededor para que lo comprendamos casi todo.
Por lo menos casi todo lo necesario.

Porque es entonces ,y sólo entonces, cuando uno descubre que resulta muy tranquilizador darse cuenta de que la vida continuará sin nosotros. Resulta tranquilizador saber que otros ojos que no serán los nuestros contemplarán otra renovada y distinta mañana, otras flores blancas abriéndose, otros árboles sabios, otras bandadas de nubes que unas veces parecen hechas de yogur y otras de plomo.
Resulta tranquilizador pensar que alguien volverá a ver todo esto y pensará en lo que nosotros estamos pensando y en lo que mi amigo Miguel Ares Rua ha conseguido capturar de forma tan extraordinaria con su singular mirada: que todo aquéllo que permanece- flores, plantas, pájaros, peces del mar, hongos, condensación de vapor de agua, paredes celulares, esponjas, algas...- de alguna forma también nos perpetúa a nosotros, pues estamos contenidos dentro del mismo flujo generador.

Miguel consigue que volvamos a habitar con sus fotografías esos lugares silenciosos y cálidos donde la vida siempre se desparrama y permanece, en una infatigable y perenne estación.
Y ahí radica su habilidad y mirada, en el hecho de conseguir que cada nueva imagen y mañana nos emocione y sobrecoja, porque lo peor de esta vida sería que ya nada nunca nos volviera a sorprender.

















Saludos de Jim.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA GRAN NOVELA AMERICANA TAMBIÉN ERA UN CUENTO


La antigua y anhelada pretensión de muchos autores norteamericanos de escribir eso que llaman La Gran Novela Americana viene a ser un poco cómo tratar de capturar a la gran ballena blanca de Melville para meterla en la diminuta pecera que tenemos sobre el hule estampado en la mesa de la cocina, intentando de paso que el mitológico cetáceo comparta estrecho piélago con esa carpa marmórea y medio putrefacta que flota sobre los diseminados restos de comida.

Esa utopía literaria inviable de intentar condensar en unos cuantos cientos de páginas el ambicioso cometido de testar y radiografiar con éxito toda la complejidad- en ocasiones mítica; la mayor parte de las veces vulgar y cotidianamente mítica- de esto que se ha venido en llamar modernidad(desde la post-revolución industrial hasta la sociedad líquida de Bauman) ha resultado la mayor parte de las veces un ejercicio interesante de estilo y técnica literaria contempóranea, ciertamente rupturista en algunos aspectos con respecto a la novela conservadora tradicional, pero incapaz de aprehender por sí misma, en un único tomo o en un par de ellos, toda la sustancia, naturaleza y huidiza complexión de los tiempos que nos ha tocado vivir, por eso para tener una perspectiva mínimante sustancial del asunto es necesario un sumando de muchos títulos.



Así que el concepto de Gran Novela Americana me resulta particularmente interesante-más allá de la cuestión de marketing del mercadeo cultural y las ventas- por varias razones:

1- A pesar de tener un cáracter nacional y un espíritu eminentemente norteamericano, hay rasgos específicos de esta exploración literaria que adquieren la condición de universalidad, pues no hay que olvidar que parte de los patrones y esquemas mentales, éticos, políticos, culturales, etcétera, en los que nos movemos actualmente nos remiten a esa cosmovisión mítica y pragmática( a partes iguales) de los EEUU como epicentro influyente y colonizador de eso que hemos dado en llamar modernidad: democracia, liberalismo, liberación de la mujer, sociedad de consumo, idealismo, derechos civiles, rebeldía, multiculturalismo...
La complejidad de las nuevas relaciones humanas, la soledad y la pérdida (y búsqueda) de una nueva identidad grupal y/o personal, o la alienación del individuo en la recién inaugurada sociedad industrial y tecnológica forman parte del mismo itinerario mítico e imaginario occidental que exporta el país de las oportunidades y de los patriotas satisfechos al resto del mundo.
Las antiguas fórmulas conservadoras quedan superadas gracias a la asunción uniforme de estos principios por la mayor parte de naciones occidentales, compartiendo sustrato moral, ético, cultural, científico e ideológico básico.

2- La Gran Novela Americana tiene que ver, como ya he dicho, con la modernidad. Y la modernidad tiene muchísimo que ver con lo que Paul Ricoeur ha dado en llamar los tres maestros de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud(aquí yo también incluiría a Darwin, otro adalid de la modernidad).
Los cuatro revolucionaron con sus teorías el pensamiento y la concepción que de sí mismo tenía hasta la fecha el ser humano, como anteriormente lo habían hecho Sócrates, Descartes o Hegel:
"Los tres tienen una visión materialista y evolucionista del ser humano. Puede decirse que los tres son naturalistas: ven al hombre como producto de la historia (Marx), de la evolución de las especies (Darwin), o condicionado por sus instintos y el ambiente (Freud)"(Paul Ricoeur).

Así que entiendo que gran parte de esa condición que la Gran Novela Americana tiene de denuncia de la falsa conciencia, de la ideología burguesa, del análisis de las relaciones humanas desde la actividad inconsciente, las represiones, los sueños, las frustraciones, la pérdida de Dios, la huida constante hacia adelante, la búsqueda de algo inasible, la nostalgia de un futuro improbable... tienen que ver con estos maestros de la sospecha, rupturistas en su momento con el adocenado y conservador orden de pensamiento pre-industrial.


3- En la cuestión estrictamente literaria, lo que se ha dado en llamar por la crítica la Gran Novela Americana tiene que ver con el riesgo, con la superación de las viejas fórmulas. Una literatura exploradora y experimental que revela las contradicciones íntimas de la sociedad moderna y de sus personajes, amenazados siempre por el vacío cotidiano, la falta de puntos de fuga y asideros existenciales. Un artefacto narrativo audaz que, sobre todo, habla de los anhelos indefinibles que forman parte de la naturaleza del ser humano en el marco de esta fugaz modernidad huérfana de dioses y de sus constantes: violencia, ruptura, inocencia, deriva, amor y desamor, sacrificio, huida...
La riqueza y complejidad de las narraciones y sus personajes, la superposición de niveles de lectura y la experimentación con el lenguaje y la técnica narrativa forman parte de los ingredientes de esta novela norteamericana contemporánea y la podemos encontrar en numerosos maestros, desde Melville y Twain hasta Kerouac, Faulkner, Capote, Salinger o Steinbeck, pasando, como no, por el medio de Dos Passos y los más actuales David Foster Wallace, Franzen o Don DeLillo.



Novelas referenciales como "El lamento de Portnoy", "Reflejos en un ojo dorado" o "El gran Gastby" son esenciales a la hora de tratar de formarse una idea sobre de qué va esto, aunque yo siempre he sostenido y sostengo que las más nítidas, detalladas y acabadas radiografías de las relaciones humanas y sus anhelos indefinibles están encartadas en minúsculas piezas de orfebrería literaria de artesanos como Raymond Carver, Richard Yates, John Cheever, Richard Ford, Lorrie Moore, Flannery O´Connor o Capote(aquí también incluiría ese gran recopilatorio de cuentos amateurs de Paul Auster que es "Creía que mi padre era Dios").

El gran físico de la cuántica Max Planck dejó establecido que la energía se radia en unidades pequeñas denominadas "cuantos".
Y los cuantos y los cuentos, de lo micro a lo macro, tienen también mucho que ver con La Gran Novela Americana, porque algunos de los signos sensibles e imágenes indivisibles que contienen solamente veinte páginas nos dejan la íntima certidumbre de que la lógica interna de los universos esféricos y perfectos no siempre tienen que ver con el tamaño de su ambición.
La pretensión de exhaustividad no entiende de páginas y acumulación de signos. Esto de la Literatura, de la exploración de la realidad circundante y no circundante, funciona de otra manera.
Mucho más cuántica y, por supuesto, muchísimo menos predecible. La culpa la tienen esas partículas subatómicas que son las letras y los fenómenos impredecibles que su unión y fusión desencadenan.


Saludos de Jim y ¡¡viva el gran cuento americano!!

jueves, 3 de noviembre de 2011

LAS DESPEDIDAS DE SOLTER@: ¡¡EL HORROR!!


"La casa la decoramos con luces rojas, cortinas rojas, todo rojo. Parecía un puti que te cagas. Además Alberto nunca estuvo en casa de Aitor, no se llevaban muy bien, así que entre cuatro vueltas que dimos, y el ciego que llevaba se pensaba que estaba a punto de echar el polvo de su vida cuando llegó la striper y...".

Yo reconozco que soy maniático con mis semejantes, algo extemporáneo y drástico en mis opiniones y que generalmente-como canta el Loco- "me siento en la fractura de valores que no cuentan", pero a mí es que esto de las despedidas de soltero y soltera "modernas" me ha parecido siempre una cosa como muy chabacana y, con perdón, paleta, además de-como diría mi abuela si estuviese viva- "un sacacuartos para catro parvos que teñen máis diñeiro que sentido común".
Esta generación Nespresso(ya hablaremos de ella en otro artículo) desactivada ideológicamente, conservadora, programada por sus predecesores para el ultraconsumo y la deriva vital que éste genera, sin más luces en el horizonte que la evasión constante, frívola e insustancial a través del tobogán de lo lúdico y el placer de lo inmediato- aquí ya me parezco un poco al "moralinas" de De Prada- ha convertido un hermoso ritual de compromiso vital en una suerte de festival hortera y vulgar de dimensiones cósmicas.
¡Y es que da un gusto ver a las manadas de ajadas cuarentonas paseándose por las calles dando gritos con sus viseras con penes de goma, a talluditos treintañeros portando esas camisetas en las que se lee "Tú sigue leyendo, mientras yo te miro las tetas"... o a las amigas divorciadas babeando entre tíos hipertrofiados y con el escroto depilado que se ponen un anillo en los testículos para que el "salchichón" se levante un poco y se les note más bulto!

Dice mucho de la especie humana que mientras unos pocos se dedican a imaginar Colisionadores de Hadrones y a escribir hermosas óperas, otra parte muy numerosa de la misma raza en esos momentos le esté dando cuerda a pollas(con perdón) saltarinas, y comiendo postres en forma de panochas, almejas y chirris, como se denomina técnicamente- es que aquí técnicos en esto somos todos y todas, pues no hay casi nadie que se salve de la manipulación- a este órgano o instrumento de placer humano con que la evolución ,a lo largo de millones de años, nos ha obsequiado.
Hablar aquí de pundonor y dignidad cuando tienes 45 tacos y más pistoleras que J. Wayne y llevas un Kit de Diablesa lasciva o eres un contable de banco calvo, barrigudo y separado que vas disfrazado de preservativo luminoso es, a todas luces, complicado.

Hace unos años-si os fijáis, yo siempre reivindico la sencillez como una de las virtudes y placeres cardinales de la existencia- llegaba con salir a cenar un churrasco con chumichurri y chinchulines con los seis buenos amigos de toda la vida(pocos más se logran en esta vida, y los mejores suelen ser los de la infancia-juventud) y después unas cervezas y cubatas de ron y ginebra a algún pub cercano. En cambio hoy en día- ¿inconsciencia, tedio, derroche...? ¿todo junto?- la generación Nespresso alquila limusinas blancas, le paga 300 euracos -por enseñar nalga y genitales- al mandril depilado o conejita de turno para poner palote a algún gañán pajillero y salido o regenerar los humedales de alguna casada/separada con más hambre atrasada que un comensal habitual de El Bulli y esas cosas deshidratadas en forma de nube que dicen que comen.
Esto cuando no se les da por pagar un dineral para irse de deporte de aventura a descender un río o jugar a eso del Paintball, tirarse en paracaídas desnudos o planificar una bacanal romana en un chalet alquilado de fin de semana.
Los tiempos modernos más que líquidos, que decía Bauman, están hechos a base de fluidos, humores y mucha estupidez galopante para acabar gastándose los cuartos en pajitas de penes de colores, tangas con forma de trompa de elefante o trivials sexuales.

O sea, que para el que esto escribe la cosa ésta de las despedidas de soltero y soltera es una cosa muy similar a tener un disco de Chayanne, un perro de porcelana en el pasillo o un elefante de Lladró con sombrero rojo encima de la tv: una horterada astronómica, fuera de cualquier posible cuantificación humana, merecedora de muerte o destierro.
De muerte, si nos ponemos estrictos. Garrote vil, a poder ser.

Y ahora me tengo que ir, no sin antes ponerme mi camiseta con el lema "Josete, te casaste y la cagaste" y realizar mi juramento de la noche:

"Juro solemnemente como Hombre que honraré
y respetaré a mis Amigos aquí presentes.
Juro que no revelaré los secretos de esta noche.
Entiendo que romper este juramento implicaría la
castración de mi miembro viril con un cuchillo oxidado.
Si alguien me pregunta sobre lo ocurrido esta noche,
responderé: Comimos pizza, nos emborrachamos
y vimos películas porno".

Saludos de Jim, amigos demenciales del inframundo.