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martes, 13 de mayo de 2014

CUENTOS COMPLETOS, DE GRACE PALEY


A mí me gusta de manera muy particular ese género literario que habla de las cosas que hace la "gente normal". Me resulta fascinante- literariamente fascinante- cuando en alguno de sus relatos Grace Paley nos narra una conversación aparentemente intrascendente que mantienen dos vecinas una tarde de primavera en una cocina de un apartamento de su New York natal mientras preparan la cena o toman café.
Esas súbitas chispas de vida de gente "anodina" que se cuelan por las rendijas de la Literatura y a lo que yo denomino "fogonazos Carver".
Y esto, aparentemente trivial, es lo que para mí hace grandes a algunos autores: el hecho de no tener que sacarse de la manga cada dos por tres a alambicados y anfractuosos personajes e introducirlos en todo tipo de artificiosas situaciones para así poder llegar a urdir una buena y sólida historia. 
Lo que nos cuenta Paley se podría decir que entra en el ámbito de lo doméstico, de lo comunmente habitado, de lo conocido. Sus personajes son siempre la gente que nos rodea y a la que reconocemos inmediatamente, aunque ellos vivan en el Bronx y nosotros en Monte Alto.

Grace Paley no es una autora muy conocida en nuestro país, pero esta edición de sus Cuentos Completos que ha sacado Anagrama es magnífica de principio a fin... y viceversa. Los escenarios principales de las historias que forman parte de esta colección de relatos son los espacios cotidianos(salas de estar, cocinas, parques...) y la vida que dentro de ellos se desarrolla y se nos narra tiene que ver con los diálogos y reflexiones de unos personajes exquisitamente perfilados mediante un estilo narrativo sencillo pero intenso y vigoroso, muy dinámico.

Hay que leer estos cuentos de Grace Paley porque además de sus incuestionables virtudes literarias la autora norteamericana impregna toda su obra de un omnipresente tono humorístico que consigue añadir un plus todavía más placentero al hecho de su lectura.
Yo he llegado a la inevitable carcajada con alguno de sus relatos, y tengo que reconocer que no soy muy dado a la risotada gratuita si no se erigen buenas razones ante mí para ello, pero Grace conoce perfectamente los resortes que hay que accionar y los mecanismos a activar para poner en marcha la precisa maquinaria del sentido del humor del lector, llevando a cabo esta acción de forma natural y casi distraída, automática.

No solamente es Grace Paley  una gran autora a reivindicar, sino que ha sido una importante activista(hija de judíos rusos socialistas perseguidos por el Zar emigrados a los EEUU) contra la guerra, una tolerante feminista y demás causas nobles que ha estado detenida en varias ocasiones por desobediencia civil.
La presencia de la política y de las reivindicaciones sociales forman también, como el sentido del humor, parte inseparable de su obra.

“Mi sentimiento sobre la vejez es que, si uno tiene salud y suficiente dinero para vivir decentemente, envejecer está bien. Lo que sí me molesta es que me queda poco tiempo. No voy a ver crecer a mis nietos, por ejemplo. Recuerdo que mi padre se sentía así. Escribí un poema sobre eso. El sabía que no iba a ver el fin de la guerra de Vietnam. Decía, ‘puta, nunca sabré como terminará todo esto’. Hay un montón de cosas que uno no sabrá. Y hay tristeza porque los amigos empiezan a morir. La idea de que me iré de un mundo que está cada vez peor no me gusta, porque siempre pensé que era mi deber dejar al mundo mejor de cómo lo había encontrado. Pero si se tiene el hábito de ver cada día como una jornada completa, envejecer es interesante. Todos los días se conoce una persona nueva, una puesta de sol nueva. Todos los días pasan cosas hermosas.”

Lean, por favor, a Grace Paley, porque sí es cierto que todos los días nos pueden pasar cosas hermosas si nos fijamos un poco.
Leer los Cuentos Completos de Grace Paley, por ejemplo.

Saludos de Jim y recuerden que todo está en los libros.